"Cómo punto de partida del concepto de música en la hispana Edad Media sirvieron los escritos latinos de Boecio y Cassiodoro, junto a los de Isidoro de Sevilla. Por esta vía, se transmitió, junto a determinados aspectos técnicos, un pensamiento musical al que Europa ha sido fiel hasta el siglo XVIII. Su núcleo esencial era el principio numérico, según el cual todo el orden del mundo se funda en el "numerus". Para la teoría fue un punto de vista decisivo que el orden numérico fuera determinante en la música, aunque el sistema numérico-pitagórico produjera posteriormente sus dificultades, por ejemplo, que las consonancias de tercera fueran muy discutidas. La esencia de la música está en la "armonía". Por su armonía, la música está unida de un modo misterioso al mundo ordenado por Dios según el número como dice el libro de la Sabiduría cap. 11 vers. 21: "Pero todo lo ordenaste según medida, numero y peso". De ahí, que la teoría de la antigüedad tardía denominara Musica mundana a la armonía de las esferas, Musica Humana al microcosmos (alma y cuerpo) del hombre y Musica Instrumentalis vel sonora a la música verdaderamente resonante. El cristianismo añadió a estas tres categorías otra superior, la Musica Coelestis vel Divina, que incluía tanto la abstracta relación de orden y proporción de las cosas celestes como la liturgia de la iglesia triunfante. Todo lo existente, como creación de Dios, estaba ordenado teocéntricamente . De este modo, la música sirvió en la Edad Media como signo de lo trascendente y, su orden, como un símbolo divino."
Música y religión: La música, lenguaje del culto cristiano José Vicente González Valle en Campos interdisciplinares de la Musicología Vol. 2 Begoña Lolo Ed. Sociedad Española de Musicología Barcelona 2000 (en Dialnet)
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