“El valor social que posee la música y el efecto que produce depende sobretodo del contexto. La música para el guaraní era una actividad natural y cotidiana; una actividad esencial y una necesidad básica.
A diferencia de la música europea, la guaranítica requería de un alto grado de cooperación para ser interpretada, la noción de competencia no existía. Este valor social coadyuvó a la reducción y organización económica de la mano de obra guaraní […].
Es entonces el valor y la función social que la música tenía para el guaraní lo que posibilitó su apertura hacia el sonido humanamente organizado europeo, experiencia humana que el europeo no pudo manifestar en relación a la música guaraní por su incapacidad, producto de actitudes y procesos cognitivos deficientes aprehendidos en una cultura etnocentrista y destructora.
La música no fue el único dispositivo de control desplegado por los jesuitas, pero sí fue muy importante y jugó un papel trascendental en la aparición de los efectos paulatinos conductuales que posibilitaron el control social y la concentración de poder […].
El mantenimiento del poder pastoral jesuítico a través de dispositivos de control, como la música, no se debió a la capacidad de monopolio del uso de la fuerza. La violencia física o psicológica tuvo menos peso que la convicción del pensamiento de adhesión, aceptación y cooperación de los dominados guaraníes. Los jesuitas lograron instalar la creencia de que su dominación fue un servicio que le hicieron a los dominados. El poder jesuítico aparece de esta manera tan legítimo que los guaraníes consideraron su deber servir a quienes les sirven […].
El resultado final del cóctel de dispositivos desplegados por los jesuitas fue la instalación, en el cuerpo social guaraní, de una situación latente de temor, una sensación de estar observado constantemente, limitando al sujeto a realizar por ejemplo acciones indebidas. Lo remarcable de la estrategia jesuítica fue posibilitar una sensación de panóptico similar a la que hoy existe, entre los aborígenes de los siglos XVII y XVIII. Los misioneros supieron crear en un espacio de opresión, un sentido de libertad; mostrando a la misión como un ámbito de liberación que protegía al nativo de la esclavitud bandeirante y la encomienda española, y conformando una sociedad “al margen” del Imperio Español, donde la situación latente de temor no pasaba por el castigo, o el suplicio, sino por la reprobación de los padres, en una dimensión terrenal y el temor a Dios en el plano celestial.”
La música como dispositivo de control social en las misiones guaraníticas de la provincia jesuítica del Paraguay (s. XVII-XVIII)
Ariel Germán Vila Redondo (arielvilaredondo@hotmail.com)
Departamento de Antropología e Historia de América, Universidad de Barcelona
http://www.um.es/estructura/equipo/vic-estudiantes/arquimedes2003/pdf/011-Arielvila.pdf